Con un zumo de pelo, ARMAR estableció una conexión innovadora entre dos establecimientos comerciales sin más relación aparente entre sí, que la de estar situados en las fachadas opuestas de la misma manzana en la ciudad de Bilbao. La frutería Unzueta-Salado proporcionó una variedad de frutas y verduras, y el salón de peluquería Nono Sánchez proporcionó un emplazamiento “estético”, en el cual los miembros de ARMAR “prosumimos” zumos durante una jornada a partir de estas frutas y verduras. Pero un zumo de pelo, surgió realmente cuando decidimos nombrar aquello que nos habíamos propuesto que sucediera, y que tenía ciertas condiciones que cumplir. Una de ellas, la que atañe más directamente al título de este congreso, consistió en evitar cualquier tipo de transacción económica entre las partes organizadoras y participantes. Más tarde entendimos que de este modo no estábamos produciendo y consumiendo zumos en la peluquería, los estábamos “prosumiendo”.
O por decirlo de otro modo, un zumo de pelo, como ficción colaborativa que exploró opciones que no implican actividad económica monetaria alguna, resultó ser un eco de algunas de las ideas que difundieron Alvin y Heidi Toffler. ARMAR estaba empleando un zumo de pelo como una de las puertas para entrar en la economía oculta de las hablan en La revolución de la riqueza. En esta economía oculta se produce una gran cantidad de actividad económica no detectada, no calculada y no remunerada. Le llaman economía prosumidora no monetaria. Cuando en la economía monetaria se sacan a la venta bienes, servicios o experiencias, sus miembros son «productores» y el proceso es «producción». Pero no existía una contrapartida léxica, para lo que ocurre en la economía no contabilizada, no monetaria. Por ello, en La tercera ola el matrimonio Toffler inventó en 1980 la palabra «prosumidor» para designar a quienes creamos bienes, servicios o experiencias para nuestro propio uso o disfrute, y para compartirlos, antes que para venderlos o intercambiarlos. Cuando, como individuos o colectivos, PROducimos y conSUMimos nuestro propio output, estamos «prosumiendo» (Toffler y Toffler, 2006 : 143).
ARMAR piensa en el dinero como una tecnología neutra o vacía que representa el modo en el que la producción y el consumo se ponen en relación. Creemos que existen maneras de emplear esta tecnología sin transferencias de valor hacia objeto simbólico alguno, sino que todo el valor es mantenido en el desarrollo de la propia actividad procomún, sin dinero-papel-metal-objeto mediador. Al atender a la historia del consumo y la producción, resulta crucial comprobar cuáles son las razones que mueven a ARMAR a prosumir un zumo de pelo, aprovechando de este modo la sinergia que se produce entre la actividad comercial y la artística, y si es realmente una clase diferente de actividad, en intención y naturaleza, en el uso de bien, o si hay un modelo previo que la defina. ARMAR y todas las demás personas participantes en un zumo de pelo se estarían aprovechando de la sinergia entre la actividad comercial y la artística, si esto fuera posible. Pero aprovechar puede seguir dos lógicas aparentemente contrarias; una lógica del máximo rendimiento, que entiende el aprovechamiento como algo útil, positivo, provechoso, y que podemos asociar al concepto de producción. Y otra que se puede asociar al concepto de consumo; la lógica de sacar provecho de algo o de alguien, y que se corresponde con la forma pronominal del aprovechamiento; aprovecharse, generalmente con astucia o abuso, como indica la RAE.
En este sentido pensamos que es necesario aclarar cómo se desarrollan las relaciones de producción y consumo de un zumo de pelo, y es aquí donde surgen las cuestiones: qué es lo que se aprovecha en un zumo de pelo, qué es esa sinergia, en qué consiste su actividad comercial y artística, cómo se produce y consume este aprovechamiento, quién se aprovecha, y para qué.
Álvaro Aroca Córdova, Rakel Gómez Vázquez, Marta Ramírez Cores, Arturo Cancio, Robert Waters